Este fin de semana ha visto la luz en cines la nueva película de Disney, un nuevo ‘live-action’ que nadie pidió de ‘Lilo&Stitch’. Una película esperada por el público más infantil y nostálgico, deseoso de volver a ver a Stitch en la gran pantalla, aunque es de suponer que no a cualquier precio. Esta película terminó siendo un grave tropiezo de Disney, que ha pisoteado su propia película, su propia historia, por el ansia de llenar las salas de cine entre una película de Marvel y otra.
Sin destripar la película a todos aquellos que aún no han visitado las salas, esta película tiene más carencias que virtudes. No arranca del todo bien, avisando la Gran Consejera Galáctica de que la trama original iba a ser rasgada con su discurso, para infortunio del espectador. Una vez la acción se traslada a Hawaii, la película sufre agujeros de guion, giros inesperados e incomprensibles y una trama que por querer hacer algo diferente a la película original pierde fuerza a cada escena.
En esa lucha incesante por convertir todas las películas de Disney en ‘live-action’, Disney sigue tocando las teclas equivocadas. Tras el fracaso de Blancanieves, es muy probable que el ‘Experimento 626’ levante las cifras de asistencia a las salas, pero su calidad deja mucho que desear. Por un lado se puede llegar a entender la idea de buscar diferencias con la trama original, pero por el camino se caen muchos argumentos.
De esta manera, muchos personajes pierden su sentido, su motivación e incluso su necesidad dentro de una trama que ya de por sí rompen desde el primer momento. Más adelante tocará analizar en profundidad todos los desajustes de la película, cuando haya pasado un tiempo prudencial como para que el público la haya podido ver.
Disney, frena con esto de los ‘live-action’, por favor.